EN ISLANDIA NO HAY HORMIGAS
( foto El País) Nunca me he sentido más perdido que en Islandia. Me salvó un cocinero granaíno que me propinaba de cena ¡doce! cigalas por noche. De seguir las cosas así volveré a mi aljibe primigenio. Me basta con que el agua me llegue a las tetillas. Siempre habrá algún galápago que me dé conversación. Para tal caso, aquí está el cuento enterito y verdadero: http://cuentosencarneviva.blogspot.com/2008/06/galpagos-para-el-aljibe.html Escribo bajo la luz de la luna llena. Por primera vez. Hacía tiempo que no hacía algo por primera vez. Luz de luna que hidrata mi alma. Soy yo: pasado plusquamperfecto, presente en libertad condicional, futuro imperfecto. El jardín es agua cerrada, que corre cuando cantan las acequias. Unas alcayatas sujetan mi pasado entre las ruinas de mi inteligencia. Apenas. Oigo el mar. Está bravo. Me calma.