¿CLÁSICO O ROMÁNTICO?
( el autor en el mar de Galicia )
Soy persona ordenada por fuera y desordenada por dentro.
Me explico: tengo un exterior clásico y un interior romántico.
Carrocería burguesa con motor ácrata, ¿me siguen?...
Cada día necesito encerrarme, un buen trecho de tiempo, a solas conmigo mismo
para olisquear en mi desorden interno,
no sea que se me haya colado el virus del orden lógico
en mi rayado disco duro.
Amo el caos, pero necesito el orden, que dijo no sé bien quién lo dijo.
¡Tranquilo en apariencia, inquieto en esencia!
Blanco por dentro, verde por fuera y si no te lo digo, espera.
( en la Habana )
Interesante coctel de esencia, por lo menos usted tiene claro los ingredientes de su receta, yo en cambio ando liada aún encontradome cada mañana al despertar sabores nuevos en mi cuerpo, y alma que me guian a caminos desconocidos hasta ese día.
ResponderEliminarHe vueltooo!!!
Ah! se me olvidaba le dejo Mis besos
Manuel te has definido perfectamente en tus palabras escritas por dentro y por fuera eres las dos cosas en una sola, clásico y romántico.
ResponderEliminarYo añadiría muy glamuroso y también con un punto esotérico,nacistes así gracias a la vida por ser así.
Me gusta que seas blanco por dentro y verde por fuera, como yo.
Aquí te dejo un poema muy conocido de Federico García Lorca el también era blanco y verde.
Romance Sonámbulo
Verde que te quiero verde.
Verde viento. Verdes ramas.
El barco sobre la mar
y el caballo en la montaña.
Con la sombra en la cintura
ella sueña en su baranda,
verde carne, pelo verde,
con ojos de fría plata.
Verde que te quiero verde.
Bajo la luna gitana,
las cosas la están mirando
y ella no puede mirarlas.
Verde que te quiero verde.
Grandes estrellas de escarcha,
vienen con el pez de sombra
que abre el camino del alba.
La higuera frota su viento
con la lija de sus ramas,
y el monte, gato garduño,
eriza sus pitas agrias.
¿Pero quién vendrá? ¿Y por dónde?
Ella sigue en su baranda,
verde carne, pelo verde,
soñando en la mar amarga.
--Compadre, quiero cambiar
mi caballo por su casa,
mi montura por su espejo,
mi cuchillo por su manta.
Compadre, vengo sangrando,
desde los puertos de Cabra.
--Si yo pudiera, mocito,
este trato se cerraba.
Pero yo ya no soy yo,
ni mi casa es ya mi casa.
--Compadre, quiero morir,
decentemente en mi cama.
De acero, si puede ser,
con las sábanas de holanda.
¿No ves la herida que tengo
desde el pecho a la garganta?
--Trescientas rosas morenas
lleva tu pechera blanca.
Tu sangre rezuma y huele
alrededor de tu faja.
Pero yo ya no soy yo,
ni mi casa es ya mi casa.
--Dejadme subir al menos
hasta las altas barandas,
¡dejadme subir!, dejadme
hasta las verdes barandas.
Barandales de la luna
por donde retumba el agua.
Ya suben los dos compadres
hacia las altas barandas.
Dejando un rastro de sangre.
Dejando un rastro de lágrimas.
Temblaban en los tejados
farolillos de hojalata.
Mil panderos de cristal
herían la madrugada.
Verde que te quiero verde,
verde viento, verdes ramas.
Los dos compadres subieron.
El largo viento dejaba
en la boca un raro gusto
de hiel, de menta y de albahaca.
--¡Compadre! ¿Dónde está, dime?
¿Dónde está tu niña amarga?
¡Cuántas veces te esperó!
¡Cuántas veces te esperara,
cara fresca, negro pelo,
en esta verde baranda!
Sobre el rostro del aljibe
se mecía la gitana.
Verde carne, pelo verde,
con ojos de fría plata.
Un carámbano de luna
la sostiene sobre el agua.
La noche se puso íntima
como una pequeña plaza.
Guardias civiles borrachos
en la puerta golpeaban.
Verde que te quiero verde,
verde viento, verdes ramas.
El barco sobre la mar.
Y el caballo en la montaña.
Fuente:
http://www.mat.upm.es/~jcm/lorca-romance.html
Un abrazo de tu amiga MA desde Granada.
La vida entera será posible... Bonita manera de definirte. Lo que me gustó más fue lo de blanco por dentro y verde por fuera, pues me encanta el color verde a razón de que una vez me gustó mucho un hombre de ojos verdes, escribí varias cosas manifestando ese color pensando en él.
ResponderEliminarUn saludo,
Andri
Retrato perfecto.
ResponderEliminarLa dicotomía orden-desorden era necesaria y manifiesta.
Me encantas, lo sabes.
Un beso.
Sé que saboreo la vida porque tengo la misma necesidad de orden que de caos. De hecho, el dominio del orden siempre me desmadra y la supremacía del caos me aburguesa.
ResponderEliminarComo ves, ando siempre en busca del equilibrio por más que sepa que no hay nada en la vida más inestable.
Felicidades por tu entrada.
Querida amiga Alice:
ResponderEliminarTu comentario, que comparto y agradezco, me trae el recuerdo de Juan Ramón: "Ave y viento, doble ala y armonía, vendrán a tu prisión..."
Recorramos el camino de la desequilibrada estabilidad o...¿al revés? ¡Gracias!
Tú solito te defines ¿por qué?...¿no te encuentras?...todos hacemos equilibrismos, y las mujeres, además, con tacones....
ResponderEliminarUn beso.
¿Estoy despierto? Dime Marián. Tú que sabes cómo...Otro beso.
ResponderEliminarAy picaron, eres un encanto y tus letras y tu enamoráis.
ResponderEliminarBesos blancos o mejor verdes jejeje
Así es la vida, palabras que quedan sin pronunciar...¡Gracias MarianGardi! Verdiblancos, como el Betis...
ResponderEliminarMe gusta ese espacio privado, el oasis que place a cada cual...por dentro!!!
ResponderEliminarUn abrazo Manuel
¡Gracias Merce! Juan Ramón decía:
ResponderEliminar"...Solamente tú solo llenarás/
enteramente el mundo."
me gustó tu autoretrato, es seductor
ResponderEliminarllenito de recovecos
un laberinto en donde poder perderse
besitos desde mi partícular instinto
tenun día precioso
Elisa, querida lichazul, laberinto, recovecos, tu instinto...¡Qué bellas suenan tus palabras! Gracias y...mis mejores deseos para tí...
ResponderEliminarMe gusta tu mezcla, yo soy ordenada por todas partes, con lo cual me encuentro poco original.
ResponderEliminarUn abrazo.