Antes de pasar por las armas
− Te quiero mucho.
Y le transportó al más allá con dos cartuchazos del calibre doce; se puso su blusa color pistacho, retocó su rímel y colorete y se fue a tomar una copa al bar Teatriz.
Monotonía, aborrecimiento, fastidio. El spleen, le cafard, l´ennui, el desgarramiento, la melancolía. Desgana y náusea. El tedio de la vida, vaya. El que escribe, escribirá. Quien lee, seguramente seguirá en ello. El noventa por ciento restante de humanoides se abstendrá. Se limitarán a actuar, a apresurarse. De aquí para allá. De allí para acá.
El espectáculo debe continuar. También el aburrimiento, la monotonía, la saciedad.
La chica que cortó la hebra de la vida a su marido por camino tan derecho, apenas si conseguía dormir tres horas por noche. Y para ello tomaba, todo junto, un lexatín de 5 mg, un transilium y un orfidal. Desde el día en que enviudó a las bravas, duerme dignamente nueve horitas, sin auxilio de la farmacopea moderna.
Y pasea a las orillas del mar. De mar a mar.
( imagen en concepto de cita y sin ánimo de lucro; ignoro su copyright )
Me abstendré de decir lo que pienso porque yo soy de las que toman cosas para dormir, jaja.
ResponderEliminarNo sea que me de por lo mismo (sólo por el afán de dormir, claro está).
Besos
Existen muchas maneras de matar y/o matarse. A veces para conseguir vivir, primero se debe haber reunido el valor para matar. Cuestión de supervivencia. Por regla general solo sobreviven los que mas fuertemente han aprendido a renunciar a según que cuestiones, cada loc@ con la suya. Un fuerte abrazo.
ResponderEliminarEso es catarsis!!!
ResponderEliminarbuena historia, que me llega en plena vorágine personal...
un abrazo
Aunque veas a un animal quieto y sumiso, recibir palos sin cuestionar, no creas que el pobrecito no siente ni duele.
ResponderEliminarSiempre encontrará la forma de enfrentarse al domador, ya sea para para vivir o dormir.
Lo del sueño,es otra cosa, muchos no dormimos y tampoco matamos.
Besos
Me ha parecido estar leyendo a Baudelaire o Verlaine...no tendriamos que llegar a esos extremos nunca,aunque bien es cierto que la violencia engendra lo mismo...si tomaran esa triste medida, pocos hombres acabariamos en la vida por desgracia...un saludo
ResponderEliminarEl inicio y el desenlace : apocalípticos!!!!
ResponderEliminarEl "te quiero mucho" puede ser el preludio de una despedida , aún sin haber cartuchazos de calibre doce .
Con una maleta ...alcanza.(¿No pudo?¿No la "dejó " poder...?)
"Enviudada a las bravas..." logra dormir de corrido las nueve horas necesarias... sin narcóticos.Y sin culpas.
Y recorrer la orilla del mar.Y leer a gusto.Y seguro que subirse al piolín de los sueños que mejor le calcen.
Cortar la hebra de la vida de su marido de esta manera ... no está bien...pero...tal vez era el único modo de liberarse ...Intuyo que el tal consorte debería ser extremadamente " posesivo" .
Lo pienso por ese:"te quiero mucho..."
Parece un cuento del Cronopio Mayor , el talentoso Cortázar.
Habrá que tener cuidado con los " te quiero mucho..." y con las caminatas de mar a mar.
Excelente!!Me encantan las sutilezas, las lecturas entre líneas y el libre albedrío para las interpretaciones.
Tiene razón Fibo:Tiene algo de Verlaine...
Un abrazo.
Una decisión premeditada y precipitada en la que sobra el "te quiero mucho", sólo le faltó cantarle que el amor cuando no muere, mata.
ResponderEliminarMis pesquisas me dicen que era una vida conyugal afectada por los ronquidos de 80 decibelios.
Hasta Bécquer decía: "qué hermoso cuando hay sueño, dormir bien y roncar como un sochantre.."
Buen día Manuel
Manuel : Sabes que estoy leyendo ( a salto de mata por falta de tiempo) el último libro de Saramago , que es una selección de pensares del escritor llevada a cabo por Fernando G. Aguilera.Me acordé de tí.
ResponderEliminarDestaca en diversas páginas tu teoría :" el hijo es el padre del hombre".Chanfle!!!
Genios los dos!!!!
Abrazo!!!
Parece una novela policiaca, me ha gustado,un saludo.
ResponderEliminarEn la oscura noche bloggerina, perdiéronse textos, comentarios, humor y paciencia. Hoy, si el tiempo y la autoridad de Palo Alto no lo impiden, procedo a los agradecimientos que os debo, que se hacen solos porque me salen del "almario". Abrazos y besos vuelan hacia Carmela, Loli y Olga; a Fibonacci le abrazo, que no le beso, pues no soy francés ni ruso. ¡Hale, a ser felices y comer perdices!
ResponderEliminarOdio-amor, amor-odio...Ciertas mentes obsesivas, pasan con tanta rapidez de una sensación a la otra. De un amor explosivo a una rabia visceral, ¿será problema de los tiempos que vivimos?
ResponderEliminarUn abrazo.
¡Qué bella puede ser la crueldad si sale de tu ingenio!
ResponderEliminarMe ha re-que-te-encantado.
Besos,
Verás...Aunque sin mucha esperanza de que mi comentario sea aprobado o google me tiene manía...(tuve que dejar otro en la entrada de más abajo )tengo que opinar que la señora se podía haber comprado ese somnífero al que aludes de vez en cuando. (¿No duermes bien?). Si estaba asqueada, si la ilusión marchó hasta perderse en el infinito, podía haber esperado a que volviese o haber buscado otra solución...¡Pobre hombre! Y encima, va y duerme tan tranquila después...Una crueldad y más si como le dice antes de dejarlo tieso, lo quiere.
ResponderEliminarOriginal relato. Corto e intenso. Estilo literario conciso y atinado. Muy bien. Nota alta. He dicho.
Un abrazo, Carmen.
Cuando el cielo de la vida se nubla (y lo hace de vez en cuando), es difícil imaginar que el sol sigue allá más arriba y que, antes o después, aparecerá de nuevo. Amargo, pero hermoso texto. Salud(os).
ResponderEliminarHola, vengo a dejarte un saludo, habías pasado a visitar mi blog y ni te había respondido! Habrase visto! Te dejo un café y una enhorabuena por el texto, es bueno! Bravo, amigo!
ResponderEliminarUn abrazo.
Ah, qué susto! Como se te ve la parte de la cocorota oscura encima por el cabello, creía que era un gorrito de obispo! Me habías asustado al ver el enemigo en casa! Ya he visto que no!
ResponderEliminarUn abrazo y un buen café!
Si eres capaz de mostrarnos la belleza de un planteamiento tan terrible, eres capaz de cualquier cosa (que conste que ya lo sabía)
ResponderEliminarUn beso y un achuchón porque me sale del "arma"
Es que en ocasiones lo que nos quita el sueño está demasiado cerca jejeje
ResponderEliminarUn beso ahora que me han levantado el castigo
Cierto refinamiento hitchcockiano veo en este minirrelato. Hay un cinismo endulzado con el léxico y un mensaje que a primera vista conduce al borde del barranco nihilista.
ResponderEliminarOtra lectura podría ser: "Como te quiero mucho, matándote te libero y ya no sufro más por ti".
En cualquier caso, la protagonista del texto tiene mucho de retorcida.
¡Salud!
El texto es fantàstico.
ResponderEliminarSin embargo, quisiera saber que pensaba èl.
Quizàs estaba preparando un "38", y ella le ganò de mano.
Un abrazo.
las decisiones tienen esa lado oscuro, la sombra de la otra cara: ella aceptó aquel compromiso que con el tiempo acabó ahogándole y estrangulándola. Solo el fallecimiento de él, le hizo revivir y comenzar de nuevo.
ResponderEliminarUna historia muy dura.
La ficción está también para hacernos sufrir y experimentar todas las sensaciones.
un abrazo y
me agrada su lectura.
¡Bienvenida a esta tu Casa de citas!
ResponderEliminar¡Ánimo Verónica! Si un servidor, que no es obispo aunque tal parezca por encocorotado, residiera en tu tierra, mi voto sería para ustedes/vosotros,por ser tu estilo elocuente,en lengua griega o romana...Si vales,bene,ego valeo.
PS. No, obispo no, que soy Cardenal.
la crueldad siendo escrita por tu mano sensible y magna de Escritor y Poeta se vuelve bella, un besin muy grande de esta asturiana admiradora.
ResponderEliminargracias por tu visita.
ResponderEliminartodas confirmamos lo que ya intuimos: eres encantador.
una sonrisa.
jaja
Mi querida Ozna(bis), te imagino tranquila entre las brumas astures y...¡sin una escopeta del doce en tus manos! ¡Eres tan amable como exagerada! Beso de tu amigo
ResponderEliminarRafael Ángel, lo escribí tal y como me lo contó la mujer ultramarina ¡Las armas las carga el diablo, sean de mujer o de fuego! Salud, camarada.
ResponderEliminarGracias por tu visita, me gustó mucho el relato. Enhorabuena y un abrazo de quien piensa que esto de escribir ha de ser un don, un goce o una labor de artesano, pero en ningún caso una profesión como la de registrador de la propiedad
ResponderEliminar¡Bienvenido, querido Miguel Baquero! Sobre el oficio de escribir tengo escritas varias cosas. Supongo que estarán salpimentadas por los rincones de los cuadernos bloggeros que tengo en pie. No somos funcionarios ni agentes de cambio y bolsa ¡somos seres libres que pensamos, bien,regular o mal, por cuenta propia!
ResponderEliminarHola Manuel
ResponderEliminarIba a acotar algo, pero como es la primera vez que visito tu blog no quiero parecer una desalmada; eso sí, me encantóoo el final, me idéntico con la chica.
Sonreí con lo del Cardenal.
Un abrazo
¡Gracias VivianS! Bienvenida, pasa y sírvete lo que quieras, que paga mi editor. Las croquetas de ave...¡deliciosas! Abrazo y firmo.
ResponderEliminarUna mujer que escupía balas para calibrarse el sueño ;)....vaya, muy buen relato.
ResponderEliminarCuando he leído que ésta era una posada para escribidores sin patria ni zapatos me he sentido en casa! :)
Un abrazo, Manuel
Gostei de te ler.
ResponderEliminarUm abraço
oa.s
Q complicados podemos ser los seres humanos. Ese amor-odio q pugna constantemente.
ResponderEliminarCoincido en q hay varias formas de matar-morir. Las palabras pueden ser causa de ello.
Un abrazo