Sin pijama y sin recuerdos (capítulo quinto)


( foto Tina Modotti Edward Weston 1923 )

Sin pijama y sin recuerdos (capítulo quinto)    ____                          

Cambia de tercio el hombre de la bata blanca que indaga y sorbe mate sin parar y va y me pregunta:

- ¿A usted le gustan las mujeres?

Respondo:

- A rabiar. Ellas siempre me decían: “esta tarde te veré”. ¿Cuál es la tarde de las mujeres? ¿usted lo sabe? ¿habrá sido ya esa tarde prometida mientras yo soñaba que pronto vendría?

Vuelve a la carga el galeno inquisidor:

- ¿Encuentra usted alguna relación entre ellas en general o alguna de ellas en particular y su enfermedad?

Callo. No pienso darle ninguna lección, que para eso quien cobra es él. Pero tengo manchas de rouge en la memoria. Para mis adentros me digo que seguro que sí. Que están relacionadas la enfermedad mía y ellas. En realidad han sido la causa remota y la próxima de todos mis descensos a los infiernos. ¿Por qué no iban a determinar que me durmiera sin fin…sin fin…sin fin? Me propongo que en la era moderna, la que empieza ahora, no sea así. Cuando estoy jodido pienso que la mujer que yo amaba no ha existido jamás. Y todo por buscar en otra persona, con forma de mujer, esa clase de felicidad desmesurada, probablemente inexistente.

Por el pasillo pasa una tía maciza, con unas piernas que le nacen de los sobacos y un culo a lo Emmanuelle Béart. Me vuelvo a mirar y meto la pata izquierda en un puto cubo de fregar. Rotura parcial del ligamento lateral externo de algo. Las mujeres excesivas deberían estar prohibidas. Violan mi derecho al equilibrio. Prefiero amodorrarme en mi zorrera.

En la siguiente sesión de trabajo me pregunta el médico que habla con acento porteño:

- ¿Tiene usted medios económicos para vivir fuera de aquí?

Contesto:

- El dinero no importa. Sigo sin saber quién diantres paga todo esto. Me gustaría probar con la hipnosis.

Cavilo. Es posible que haya sido yo un pez gordo de la mafia y corra con la cuenta hospitalaria la Cosa Nostra. ¿Por qué no?

El capellán de la clínica encarga al jardinero que me pregunte si quiero recibir algún sacramento. Debo ser respetuoso con la jerarquía. No me basta con un “pringao” de tres al cuarto. Contesto:

-Dile al cura ese que no me importaría hablar con un prelado consistorial o con una mujer-obispo, si es que ya está admitido por Roma el sacerdocio femenino, que no lo sé.

El capellán asegura que hará lo posible para que así sea.

La mujer antigua perdía su vida en el hogar, aguantando a un marido gruñón y criando a unos hijos que volaban pronto. La mujer nueva la pierde en trabajos frustrantes, en aras de lograr una independencia económica que no resuelve sus anhelos afectivos y cuando ejerce el poder lo hace al estilo hombruno. Fuman y fuman, hablan y hablan sin cesar por el móvil y beben alcohol. Ya veremos en qué terminan los tiempos modernos… ¡no sé, no sé…! Y yo aquí, huérfano de recuerdos y rehén de presentimientos.

Me digo: a fin de cuentas lo importante es tener algo que comer y algo que beber y alguien que te quiera. Un poco bastante mucho.               



( foto tomada por el autor )

Comentarios

  1. chan!!!! geniañl, feliz dia del amigo para vos, besos

    ResponderEliminar
  2. Un poco bastante mucho, sì.

    Pero lo demàs, es cartòn pintado.

    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  3. Como sigas así vas a desarrollar una misoginia de escándalo...
    Te mando besitos...¡¡Cúrate¡¡...

    ResponderEliminar
  4. Parece que los recuerdos van aflorando acompañados de un acervo cultural rico y un pensamiento moderno y progresista. Fabuloso despertar.
    Saludos, y un abrazo.

    ResponderEliminar
  5. Ya te comente este capitulo por correo en face.

    Este personaje tiene la memoria diluida entre recuerdos olvidados, parece que ya esta despertando a la vida y sabe más que el doctor jeje.

    Magnifico capitulo.

    ¿Manuel el siguiente capitulo estará al caer?

    Besos de MA para ti amigo.

    ResponderEliminar
  6. ¡Gracias MA!
    Imposible predecir ahora si caerá antes el siguiente capítulo o bien su protagonista,víctima de una conjura médica...Beso

    ResponderEliminar
  7. ¡Gracias amigo Galeon!
    ¿Despertar o canto del cisne?
    Abrazo fraterno

    ResponderEliminar
  8. ¡Gracias Marián!
    Misogamia,puede. Misoginia,no. Misantropia,un poco/bastante.

    ResponderEliminar
  9. Me ha encantado este post, eso de "esta tarde te veré... la tarde de las mujeres " me ha hecho recordar algunas veces que dije : " Si mañana por la tarde y nunca que llego esa tarde que prometí ( ya siento remordimientos, acaso? ) Ese final de tener alguien que te quiera; que lindo pero es verdad. Hasta reflexiones me llevo , que genial.
    Besos Manuel *

    ResponderEliminar
  10. ¡Gracias Veranie! En las querellas amorosas, todos tenemos heridas y todos causamos daños y perjuicios...pasaré por tu casa.Besos

    ResponderEliminar
  11. Millones de gracias y abrazos para "escuchando palabras"...¿Me quiere explicar alguien qué cosa es el día del amigo?

    ResponderEliminar
  12. Manuel:
    me gusta la ùltima reflexiòn, al fin de cuentas lo importante es tener algo que comer y algo que beber y alguièn que te quiera¡
    ya con eso tengo bastante¡
    besos amigo

    ResponderEliminar
  13. Lo de quitarse el pijama es fácil, pero ¿cómo se hace para quitarse los recuerdos?

    ResponderEliminar
  14. ¡Gracias y gracias, amiga Norma! Me parece que,con los años, aprendes a distinguir el grano de la paja; necesitamos menos perifollos, menos parafernalia y nos volvemos hacia dentro, hacia lo esencial...Besos.

    ResponderEliminar
  15. ¡Gracias Alice! No tengo ni la menor idea. Lo mío no se sabe si fue vírico o un schok(¿cómo rayos se escribirá?) traumático...Recordaba con el corazón, pero no con la memoria ¡Un buen lío!

    ResponderEliminar
  16. Es geial,
    una lectura divertida para el sábado tarde
    feliz fin de semana

    ResponderEliminar
  17. Sigo esto cada vez está más interesante amigo.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Pienso que l@s comentarist@s preferirán que corresponda a su gentileza dejando yo, a mi vez, huella escrita en sus blogs, antes bien que contestar en mi propio cuaderno. ¡A mandar!

Entradas populares de este blog

Antiguo muchacho

Granada: Casería de Los Cipreses. Recuerdos en azul y blanco.

¿Por qué escribe usted?