¿Por qué escribe usted?
(foto J H Lartigue)
Me lo pregunta una señora en la Casa de América:
-¿Por qué escribe usted?
Me viene a la cabeza la cabeza la respuesta que dieron a tal
cuestión gente muy principal en este oficio egocéntrico donde los haya. Bryce,
García Márquez y Onetti contestaron que escriben para que les quieran, para ser
queridos. Para que les queramos. Pero no caigo en esa tentación, yo que
normalmente caigo en casi todas.
Son las ocho de la tarde, Madrid tiene por cielo un hongo de
atómica contaminación y el vino que sirven en el sarao literario es ácido como
la vida misma. Debe ser cosa de los recortes que perpetran los palurdos
neoliberales que predican con el ajuste en cabeza ajena.
La señora del sombrero que quiere ser pamela insiste con
saña digna de mejor causa:
-¿Por qué escribe usted?
Pasa cerca un camarero, el camarero, que lleva en ristre una
bandeja de cartón en la que viajan unos cuantos canapés muertos. Estoy tentado
de responder a la señora del sombrero que, dado que ahora ejerzo de
memorialista de mis recuerdos, escribo para esclarecerme a mí mismo las cosas
que me han pasado y para oscurecerme las que me van a acaecer en el incierto
futuro. También podría acudir a Caballero Bonald en su Diario de Argónida : “También soy yo aquel que nunca escribe nada/
si no es en legítima defensa” y quedar como un ingenioso plagiario.
Sin embargo, algo me impide responder así. La señora es
amable, sus ojos son del color de las turquesas y, por ende, no tiene culpa
alguna de mi poco apego al mundillo social y metaliterario y, menos aún, al
vino amargo.
-Es usted tan bella y paciente que se merece una respuesta
corta, le digo a la dama del sombrero. Verá usted: al principio empecé a
escribir para que me quisiera una chica que me gustaba mucho, que tenía el
pelo “a lo garçon” y se llamaba Amparito. El caso es que mi recurso a la
escritura surtió efecto y fuimos novios formales una temporada de otoño, hasta
que me entró el desamor con el año nuevo. Yo continué escribiendo, pero
cambiando el registro, puesto que me dió rellenar por cuartillas para fastidiar
a la moza del pelo corto.
La señora del sombrero con vocación de pamela me regaló una
preciosa sonrisa de agrado y dulcificó su dulce voz para insistir:
-Y ahora, ¿por qué sigue usted con la escritura? ¿cuál es su
causa motiva?
La dama con sombrero y sonrisa se había destocado y
esponjaba su melena con conocimiento de causa. Propuse a Leonor, que tal era su
gracia, continuar nuestra charla en un sitio con comida y bebida de verdad.
Colocó su enguantada mano en mi brazo izquierdo y salimos al estruendo del
Paseo de Recoletos.
primorosa escena, Manuel María
ResponderEliminaryo escribo para no parecerme tan feo
saludos blogueros
Yo quiero leer eso!
ResponderEliminarAbandoné tus letras porque me producían un placer concupiscente y me sentía enganchada a ellas como una adicta que buscaba su dosis diaria.
Tras las semanas de abandono y días de abstinencia hoy vuelvo a por una sobredosis
pues escribes querido amigo para acariciar nuestros sentidos con la belleza de tus letras, miles de besinos e infinitas gracias por hacernos confidentes de ellas.
ResponderEliminarÉs um escultor das palavras, Manuel.
ResponderEliminarEscrevo para que minha alma possa voar, e que meus pensamentos não inflamem meu cérebro em minha confusão. Quando permito que a ponta dos meus dedos tenha diálogo com meus pensamentos, faço-me calmaria, quase sempre.
Bela reflexão!
Um abraço aqui do Brasil.
PS: Já te disse que também me encanta e me comove essa foto de entrada em seu blog?
ResponderEliminarAmo cachorros, és linda de viver essa imagem!
Me ha encantado! Escribes con el alma y por eso tocas la nuestra. Besos Manuel.
ResponderEliminarEscribes Manuel M.porque eres escritor y poeta de corazón y alma. Estas enamorado de la musa y de las palabras, tienes inyectado en vena el arte de la escritura desde siempre, la musa vive contigo y tu con ella, unión perfecta.
ResponderEliminarLos dos de rositas.
Un abrazo de MA desde Granada que llego la última hoy a leer tus sentires de alma, mañana sera otro día hermoso.
Dicen que los últimos serán los primeros.
No sé como llegue hasta aquí, pero me alegra haberte encontrado.
ResponderEliminarSe nota que escribes con el corazón, como yo. Y al igual que tú comenze a escribir por un amor, solo que el mio no se concreto.Creo que en el fondo no importa porque escribimos,lo importante es que lo hacemos.
Cariños.....
No puedo decir porque escribes, tú, lo que si puedo es porque te leo...
ResponderEliminarTu literatura breve, lista, clara, realista y deliciosa es de las pocas cosas que se puede leer para sentirse bien, para entretenerse, muchas veces echarse unas risas y terminarte conociendo. Así te diferencias de las hordas que pueblan las librerías, para terminar leyendo lo que todos...
Besos domingueros.
¿No será para agradar a unas cuantas bellas e inteligentes mujeres?
ResponderEliminarQuerido Manuel, me ha encantada... Feliz Año 2012 y a seguir con la vida real, que es la que inspira de verdad a un escritor....¡¡Mis felicitaciones!!
ResponderEliminarAy, mi querido Manuel! Perdón, mi querido "Don Juan". Sin duda es un oficio egocéntrico y, sin duda, escribes para ser querido.
ResponderEliminarUn abrazo
¿ Estás seguro de que eres tú el que escribes y de que no son las palabras las que se hacen escritura en ti?
ResponderEliminarEsperaré mi turno.
;)
Un beso sin letras ( o dos).
Manuel.
ResponderEliminarCon las mujeres eres incorregible, no das puntada sin hilo.
Algunos escriben porque siguen siendo inasequibles otros placeres más satisfactorios, pero tú lo haces para que veamos las cualidades de un hombre de acción, para mostrar lo que confirma tu propia observación y experiencia y porque estás cogido de un engranaje del cual no se puede escapar.
Pues eso, "dame vino amargo, que amargue, que amargue, pa quererla más" y a gozar de la compañía de la bella señora que a tu lado no va a cansarse ni a aburrirse.
Un besito.
Um ano muito feliz na escrita e na vida.
ResponderEliminarBeijo
Graça
Gracias por tu comentario... si me dices que has encontrado la vaca... no me voy, pues son personas como tu las que inspiran a los demas... muchos besos...
ResponderEliminarManuel:
ResponderEliminarQué mujer puede resistirse a tus letras, además de tus encan
Que divertida respuesta, me ha gustado mucho su galanteria, porque a no dudar, surte efecto, un abrazo feliz,
ResponderEliminarEscribo para liberar mi alma.hermoso texto
ResponderEliminarMe ha encantado tu escrito, es una mezcla
ResponderEliminarde galanteria, caballerosidad, sensibilidad,
picardia...me ha parecido perfecto.
Un abrazo.
Yo quiero tener una revelación como la tuya, jeje... Me alegro por tus musas.
ResponderEliminarBesitos,
Elegante relato, deseables musas que inspiran ese derroche de buen tejedor de palabras.
ResponderEliminarUn abrazo Manuel María.
Me gusta como aprovechas el momento, porque como buen escritor que eres, transformas una situación que para otros pasaría sin pena ni gloria en pura y deliciosa literatura.
ResponderEliminarUn gran abrazo Manuel
Las mujeres son la gran inspiración para escribir.
ResponderEliminarBuscar el sentido y motivo por lo que escribimos, vomitamos o adornamos espacios en blanco. Cauterizar, inventar, sentirse Dios controlador, dar vida y quitarla, por pasar el tiempo por conquistar, para perderme para encontrarme, para disfrazarme...ni lo sé ni me importa y mucho menos al resto.
ResponderEliminarGarcía Marquez, el vino, un amor posible conocido por azar.
Como lo hayas mezclado, real ty ficticio, pasear por Recoletos hasta llegar a perderte por el barrio de la letras.
Si Leonor desaparece y desmotiva, mi nombre es carmeloti estaré paseando por alguna calle de Madrid
PUES ESCRIBO,SEÑOR,POR QUE ME GUSTA!
ResponderEliminarPRECIOSO POST!
LIDIA-LA ESCRIBA AUTORA
Escribo porque me limpia el alma Recomenzar es mi terapia!!!!
ResponderEliminarOye, que yo estuve en la Casa de América hace dos semanas, y llevaba un sombrerito. Claro que no me fui a Recoletos con ningún escritor, luego no fui la protagonista de tu historia y acabé degustando un cortadito por San Francisco de Sales con un señor que tenía una lipotimia y me dio pena. Escribía sí, pero frases cortitas de publicidad que "engancharan". No eras tú, claro. Es cierta esta historia.
ResponderEliminarMil parabienes y sigue...Sigue escribiendo porque te da la gana y nos gusta leerte.
Carmen.
Te dejo mi sonrisa...
ResponderEliminarUn abrazo