¡Utilízame! (segunda parte)
( foto de Tyrone Lebon )
Segunda parte
¡Quién fuera tu padre, tu hijo, tu escritor, tu poeta, un hombre para tu uso! ¡Tu cepillo eléctrico y dental! ¡Quién te viera desnuda en mi balcón! ¡Quién aportara tus quince segundos finales! ¡Tu erecto botón sagrado!
Tus patines, tus rodilleras para el parque, tu profesor brasileño, tu maestro de lo eso que no se aprende en un taller, tu Chueca, tu Malasaña, tu vecino, ese hombre que quiere casarse…Tu bebé, no. Tu hijo, sí. Tu amante, sí. Tu amigo ¡no sé! … ¡no sé!
Me dices:
-Te llamo esta semana y nos tomamos un café.
Escribes para el taller: “plantar un tordo, un verraco”. No entiendo nada.
La niña tiene buena mano en la cocina. Abastece mi solitario frigorífico de Adán asilvestrado. Exquisitas verduras asadas, bien colmadas de berenjenas, esa hortaliza morada que me tiene enganchado. Calabacín no, que desprende un jugo que amarguea, dice ella. Su pollo asado, con sabia combinación de especias y hierbas, es un lujo para un gourmet en excedencia. ¡Su pasta blanca, bien rehogada con ajo y aceite de arbequina! La mujer de mi ferragosto castellano cocina suave y con gusto natural, sin darse importancia ni pote, como quien lava. Piensa en sus cosas. Es suficientemente culta y bella.
Si cenamos en un restaurante, se abstiene de leer la carta. Prefiere que pida yo, pero su mohín, que ya conozco, me insinúa que me equivoco. Cato el vino yo. Ella lo prueba…y su apostilla es certera. ¡Qué seria y graciosa es!
-Estos días soy distinta, no vayas a creer. Luego…seré de otra manera, me dice.
-Hoy he sido mala contigo. No puedo comprender que un vecino como tú compre en el Corte Inglés, a Isidoro Álvarez. ¡Algo estamos haciendo mal!, añade.
Me llama en la noche:
-No me gusta sentir que tú puedas hacerte dependiente de mí.
Como la tesis central de su inhabitual llamada se podía prestar a interpretaciones diferentes decidí resumirla en un sms, que envié a la diosa nada más colgar el teléfono y que rezaba así:
-“Me llamas para decir/que no deseas sentir/que te presiona notar/que tú llegues a advertir/que sea dependiente yo/de lo que sienta por ti…Agárrame esa mosca por el rabo.”
La respuesta de ella se materializó en un sms inmediato, a vuelta de correo:
-“Un monstruo tengo por amigo/que no desearía perderme/no quisiera ser ingrata/mas no quiero entretenerme/tampoco meter la pata.” Fdo. Marifé de Triana.
De vuelta a mi monástico retiro pienso en ella. Una mujer con el sexo húmedo me acerca a la memoria el recuerdo del olor especial que desprende un misterio no revelado a nadie, pleno de fascinación por su carácter hipnótico.
Ella ha reanimado en mí el deseo que se había adormilado en la costumbre. Una mujer con el coño ardiendo sin motivo atribuible a terceros, sin la intervención de persona o ser alguno, es capaz de subvertir el orden que yo había conseguido establecer a fuerza de años de retiro en mi cenobio urbano. Esta mujer me ha desequilibrado, me ha roto en añicos la capa exterior de mi aparente calma. ¡Qué disparate tan enorme!
He bailado boleros con tan sorprendente criatura en medio de la alta noche y en mitad de la puta calle: ¡nosotros, que fuimos tan sinceros…!
Estas líneas se mueven entre dos fuerzas antagónicas, que zarandean el lápiz que empuño sobre el papel.
La corriente hiperrealista trata de fijar los datos exteriores, lo que mi yo pesimista cree que ha sucedido y que la fatalidad me señala como definitivo. Lo que transcurrió con Ella, pasado está y no sucederá más.
La otra fuerza, la inversa, desea creer que existen resquicios para el futuro, y que su sexo se colará entre ellos para volver, encendido, al desnudo balcón.
La pulsión naturalista tira de mis piernas hacia abajo, hacia el centro de la tierra, a la busca de la quietud que proporciona una suerte de aburrida libertad interior. Ese jodido impulso de supervivencia lucha contra el otro caudal, especie de profunda, oscura y bellísima corriente de vida que me grita: ¡estúpido, nunca aprenderás nada, toma al vuelo lo que Ella te dé, agradece el regalo fugaz de su hermosura e ignora el futuro de dolor que te aguarda, te pongas como te pongas! ¿En nombre de qué necio tedio vital vas a renunciar a los ratos que Ella te quiera dedicar? ¿Acaso no te conoces aún? ¿Cuánto tiempo aguantas a quien te soporte a ratos? ¿Por qué elijes vivir y morir a solas, triste y libre? ¿No sería mejor perder la cabeza de una puta vez por todas y que pase lo que tenga que pasar?
El hombre que escribe hace un alto y pone en el papel: “no entiendo a ninguno de los dos hombres tercos que peleáis por nada. Me tenéis harto. ¿Acaso la chica ha pedido, prometido, insinuado algo? Atendedme ambos, que habitáis en un proyecto de anciano bipolar: no hay que elegir nada. Es ella quien no quiere futuro, enanos de mierda…”
Perfecta reflexiòn.
ResponderEliminarSiempre existen esos dos personajes.
Y discuten sobre lo que no existe.
Un abrazo.
Amigo mio me encanto leer tu 2 capitulo nuevo. La dependencia en el amor, en la pareja no es buena amiga.
ResponderEliminarLo asfixia...y lo destruye nadie es de nadie.
El amor es libre y sin apego, se esta por se quiere estar y cuando no se quiere estar juntos cada uno por su lado.
Besos de MA para ti amigo Manuel.
¡Ayyy...! ¡Qué malito estás...! Más creo que ni tú mismo sabes cual es exactamente tu enfermedad. Bonita, claro. Atrevida, mucho. Libre, por supuesto...Hay enfermedades que, contradictoriamente, irradian salud de esa que te invita a mirar a través de cristales que agrandan, que acrecientan todo lo que se desea agrandar y acrecentar. Buena salud que usted parece que tiene, amigo.
ResponderEliminarSaludos, y que se mejore si me equivoco.
...espero que de ilusiones y desilusiones no haya muerto algun ser pensante o no pensante...
ResponderEliminarbuenisimos las dos partes!!!!!!
un abrazo
Sencillamente delicioso. Un fuerte abrazo traviesillo.
ResponderEliminarEs bella es joven y eso te exita
ResponderEliminarun beso
Hay que dejar que el agua del río corra por su caudal, si alguna pequeña onda caprichosa y contra corriente se acerca a nuestra orilla no debemos intentar atraparla y parar su recorrido, dejaría de ser lo que es, una onda. Aprovechemos ese suspiro que dura lo bueno y disfrutemos de la caricia que nos brinda al pasar junto a nosotros. Luego dejemos que siga su recorrido alegremente.
ResponderEliminarUn abrazo Manuel Maria. Estupendo texto.
"¿En nombre de qué necio tedio vital vas a renunciar a los ratos que Ella te quiera dedicar? ¿Acaso no te conoces aún? ¿Cuánto tiempo aguantas a quien te soporte a ratos? ¿Por qué elijes vivir y morir a solas, triste y libre? ¿No sería mejor perder la cabeza de una puta vez por todas y que pase lo que tenga que pasar?".
ResponderEliminarno podría escribir una opinión porque solo serían más preguntas yuxtapuestas, encarando una sensación positiva con otra adversa... disfrutar o vivir cada momento, sin pensar ni cuestionarse nada sobre cierta relación. Podría ser otra alternativa.
un abrazo escritor.
:)
vaya!
ResponderEliminarapareces por mi blog en el post más ingenuo y sin un ensayo y análisis previo jaja.
gracias por tu visita y comentario.
:)