Pasado de un escritor insomne
(ilustración de George Grosz) Otra noche dedicada a espantar a dos manos las sombras de los espectros de un pasado ajeno y muerto. Almas en pena que no tuvieron, en vida, propia vida. Dan vueltas a sus trabajos y antiguas quimeras, a sus poderzuelos sicarios. Los aparecidos de hoy creyeron ser alguien y, lo que no lograron de mí entonces, quieren arrancármelo ahora que son trasgos fantasmones. A las claritas del día vuelve mi vida de luz y paz. Ni fortuna ni pobreza de espíritu. Soy radical y libre. Cuanto mayor, más radical y más libre. No quiero trato con seres redivivos forrados de oro y de miserias: ¡que ardan en los fuegos eternos! Sigue el aquelarre. A la noche siguiente la estantigua emerge para urdir, en los montes de El Pardo, una conspiración “pinochetiana”; grito mi condenación y me largo a mi mundo, a resistir. Los cofrades del pandemónium se quedan meando sangre en los urinarios químicos montados para el banquete de los insurrectos.