Malos tiempos
(Christine, foto del autor) En Madrid hace calor y yo tengo astenia, primaveral supongo. Me ha entrado “la conformidad”, como dicen en Granada. ¡Siempre igual! Noto que las gentes normales no tienen nada de excepcional. ¡Obstinada nada que me anega! Noto que la edad apresura mis gustos y disgustos. Me queda menos tiempo de tener paciencia, y las personas, la mayoría, no me procuran materia de esperanza. Me refugio en mi escritura, que busca exactitud y economía de letras. Pocas palabras para pocos lectores. Se precisan pacientes lectores que con sosiego lean. Con la calma que yo perdí, rota en pedacitos, el día en que ella me llamó desde la isla de La Reunión. En aquel entonces aquella mujer era conservadora jefe de un enorme parque natural en tan lejanas latitudes. Llamaba para invitarme a conocer su paraíso perdido y, de camino, para que asistiera a su boda, allí mismo, en las islas Mascareñas, con mi rival francés. Entre ruidos e interferencias gri