¡De ésta, te acuerdas!
(Foto Saul Leiter)
“De ésta, te acuerdas”, me dice ella cerrando de golpe la
puerta del taxi.
Bajo la lluvia de otoño, sopeso su reacción. Ha dicho “de
ésta”, en femenino; o sea, que está convencida de que le he hecho una faena o
injuria u ofensa o vejación o afrenta. En
cambio, si hubiera dicho “de esto, te acuerdas”, es que se sentiría agraviada o
ultrajada o despreciada o desairada.
Miro el reloj. Ya son
diez los minutos que han pasado desde el portazo ¿Qué hacer cuando ni tan siquiera sé qué diablos
acabo de hacer mal? Maldigo mi falta de reflejos y mi torpeza.También abomino
de las mujeres que van y vienen tres veces, mientras yo no me entero de la misa
la mitad.
Corro hacía el aparcamiento, saco el coche a trompicones y,
en pos de ella, desafío al tráfico. La
carrera alocada que emprendo por media ciudad, me deposita en su portal a
tiempo justo de salpicarle de la cabeza a los pies con un aguachirri de color sospechoso
¡Eso le puede pasar a cualquier pelirroja que se baje de un taxi luciendo un
par de piernas kilométricas, de esas que nacen a pie de axila!
“De esto ¡nos acordaremos los dos!”, musito a manera de
disculpa. Me mira. Sonríe con su media mueca de adolescente. Parece que
consigo enternecerla…
¡Vaya, me coge de
la mano y subimos a su casa! No la entiendo, pero aquí estoy, con ella. Me digo, con el poeta: “Quiero quedarme
aquí, no quiero irme a ningún otro sitio”.
Ya sabes corazón, que mejor no intentar entender a una mujer y menos cuando decide dar un portazo...
ResponderEliminarPero tú sabes qué hacer y decir en el momento exacto.
Nosotras y usted, señor... somos así...
Mi beso.
A veces las mujeres somos impredecibles...
ResponderEliminarUn abrazo grande,
María Eva.
la vida está llena de charcos, y algunos son geniales ♥ I want to stay here...
ResponderEliminarNo intentes entendernos intenta satisfacernos
ResponderEliminarMi beso poeta
Las mujeres somos tan impredecibles ...
ResponderEliminar¿ A quién no le ha mojado un coche con un charco alguna vez? Estar cerca de casa es aliviante en ese caso y si es bien acompañado, mejor que mejor. Seguro que lo que le hiciste no fue tan grave, después de todo...
Buena historia, Manuel.
precisamente, hace cinco minutos, bueno creo que como veinte, en la quinta vuelta de mi recorrdo, escucho una voz, eh,eh, eh, volteó, no es a mí,un joven habla por el celular, eh lulu, escuchame, amor escuchame dice el joven, rogandole a lulu, nada lulu le cuelga, así estuvo y yo di vuelta ya no supe del porque del enojo, ni se contentarón. No somos las mujeres, es la vida. Creo yo. Saludos.
ResponderEliminar"Y el portazo sonó como un signo de interrogación", no he podido evitar recordar estos versos de Sabina. Como siempre, me encanta tu prosa.
ResponderEliminarAbrazos
Algo habrás hecho, fijo, tú rememora...
ResponderEliminarLos portazos no traen nada bueno...
ResponderEliminarUna historia con final feliz...
ResponderEliminarEl amor es así,aveces perdona y olvida.
Disfruta de ello mientras puedas...
Mañana será otro día y no sabes lo que te vas a encontrar...
Un abrazo de MA y feliz día.
así son maestro, pero que fascinantes verdad?
ResponderEliminarSaludos
David
Yo he vivido esa situación demasiadas veces, y lo peor es que el portazo siempre queda, y el problema es la falta de entendimiento.
ResponderEliminarAunque tiene un final feliz, me deja un sabor agridulce, por haberlo vivido y saber que el problema no son los portazos, lo peor es que no supieron arreglar el problema de comunicación anterior, y eso a la larga trae daños irreparables...
Querer que el otro sepa lo que nos pasa, lo que nos gusta o lo que nos ofendió, es creer en su poder de adivinación, crea incomodidad y no ayuda a recapacitar.
ResponderEliminarEs usted muy audaz eligiendo una disculpa y ella muy rápida al tenderle esa mano conciliadora. Me gusta cómo transcurren los acontecimientos.
También puede darse el caso de ser víctima de una persona que siempre culpabiliza al otro, eso también ocurre, en cuyo caso no conviene acusarse siempre o rebajarse excesivamente.
Permítame que discrepe en algo, salpicarse de barro no es exclusivo de las pelirrojas, le puede pasar a cualquiera que no coincida con esas medidas despampanantes.
Feliz viernes.
Anda, Manuel: tú sí que sabes...
ResponderEliminarArancha
Mis conocimientos están limitados por mis deseos, querida y exagerada amiga!
EliminarEsa reacción impulsiva parece que salvó al protagonista de una imperceptible torpeza.
ResponderEliminarAmiga U-topía, normalmente cometo más torpezas que aciertos, pero esta vez...acerté!
ResponderEliminarLo imprevisible Cuando busque una mujer búscala no fea ni linda
ResponderEliminarque sea segura de ella misma
es lo mas importante
que no le importa la edad ni los kilos tamboco sus arrugas Esas son las mejores en todo porque no llevan con ellas ni envidias
ni celos