(fotos de Masao Yamamoto) Cuando nuestras miradas se encontraron, las fuerzas nos abandonaron, nos abrazamos y ella apretó su rostro contra mi pecho, y se echó a llorar; mientras besaba su cara, sus hombros y sus manos mojadas de lágrimas, -¡oh, qué infelices éramos los dos! –yo le declaré mi amor y, con un dolor punzante en el corazón, entendí qué vano, mezquino y engañoso era todo lo que nos había impedido amarnos. Comprendí que cuando uno ama, al razonar sobre ese amor, hay que partir de algo superior, más importante que la felicidad o la infelicidad, el pecado o la virtud entendida en su sentido corriente, o bien no juzgar en absoluto lo que sentimos. La besé por última vez, estreché la mano, y nos separamos para siempre… Título original: O liubvi (Del amor), publicado por primera vez en la revista Russkaya misl, 1898, Nº VIII, con la firma de "Antón Chejov".