Certeza en la hora confusa
La hora confusa
me levanta una certeza:
sí, en la redoma de los peces de colores
uno, rojo, ha perdido el alma.
La conciencia intenta
hincarme su aguijón
con una sobredosis de la ponzoña
del vino amargo de la culpa original.
¡Lenta pasa la hora de la anteluz!
A la conciencia a veces hay que atarla a la pata de la cama...
ResponderEliminarUn beso de pecado ( o dos).