Murcia no es París
(el autor en Murcia) Murcia es lo contrario que París. En los pagos murcianos anida el ruido y la furia, la moral ciudadana se evaporó en los años burbujeriles y la gente quiere ser rica y no culta. Esto último me lo dijo, tal cual, Tony, el recepcionista nocturno del Hotel Neptuno. La inteligencia de mis improbables lectoras hace innecesario aclarar que me refiero a la moral de las instituciones y partidos de aquella región y no a la moral individual de cada persona, que ni quiero ni puedo juzgar. Como no me duelen prendas, ni me pienso volver a casar con nadie ni por la Iglesia ni por lo civil, tengo que decir que he notado a París más guarro de lo propio de la Ville de la Lumiére. Se lo comenté al hombre francés, pero que ha estudiado en Colombia, que me transportó a Orly para tomar el avión de vuelta y me dijo lapidariamente: —“los inmigrantes no cuidan las cosas”. No comparto el comentario xenófobo del taxista parisino, pero, como buen escritor de moral y de costumbres