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Mostrando entradas de agosto, 2013

La gorda del barrio

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(el autor, en su época de barman en una casa de citas) Anoche fui testigo de una concatenación de acontecimientos miríficos. En el restaurante La Trainera me cuentan que el edificio de la calle de Lagasca número 53 está sometido a un expediente de declaración de ruina, cuyo detonante final se debe a la caída, a plomo, de una señora que vive en el primer piso, cuando estaba sentada en la taza del retrete. No se sabe si para aguas mayores o menores. Testigos presenciales aseguran que la dama, que pesa 140 kilos de los de báscula alemana, apareció, in púribus, encastrada en el inodoro en mitad de la Droguería Ponce en ese momento atestada de clientes, por ser la hora de mediodía. Cayera por su propio peso o por la ley de la gravedad, el caso es que la vecina fue hospitalizada. Despachada la cena, salgo del restaurante y héteme aquí que encuentro cortado el tráfico de la calle Lagasca por dos coches patrulla de la Policía Municipal, dos ambulancias del Samur tamaño king siz

Mientras el amor va y viene

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(el autor se va a la playa) Diálogo primero Con la noche a medio hacer, escribo a ella: ─ Mi cuerpo se pasea por la habitación llena de libros, versos y nada de ti. Ella me responde: ─ Así lo quisiste tú. Replico: ─ Esto quise de ti: ¡que fueras cuanto no has sido! Al clarecer el día, recibo este mensaje de ella: ─ ¡Siempre quedan asuntos pendientes! Envié esta pregunta por respuesta: ─¿El polvo del reencuentro tal vez? (foto Ryan McGinley) Diálogo segundo Ella no demoró su respuesta a mi sutil planteamiento sobre la celebración del reencuentro con un buen revolcón: ─ Esta noche, querido, no puedo acompañarte…caigo rendida, también sola. Somos dos, solos y tontos. Un caballero como el que suscribe siempre contestaría como lo hice yo: ─ Descansa como si la vida te fuera en ello ¡Qué inútil ser dos! Ella mensajeó su réplica: ─ Cierto, hay que ser más simples, ser uno en lugar de dos. Rematé la faena con un adorno por alto: ─ ¡Qué cansancio

Necrología precoz

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(Retrato de un autor en día de asueto)  Apreciadas e improbables lectoras: Dado que no podré acompañaros en mi funeral civil, que no religioso, debéis saber que me propongo convocar un concursillo, reservado a mis lectoras más conspicuas, a fin de que sea redactado mi obituario. El galardón para la necrología que resulte elegida por un jurado multidisciplinar e interclasista consistirá en su lectura por la propia autora ganadora; eso sí, cuando el que suscribe esté de cuerpo presente, no antes de haber partido de esta vida. Se admite el género lírico o elegíaco. La nota necrológica que reseñe mi futuro, y ojalá muy lejano, fallecimiento, no debe ocultar mis rarezas ni flaquezas. Por contra, no deseo ditirambos ni venganzas póstumas.   Supongo que incluirá una breve referencia al personal universo de mi escritura. Y otra a mi gusto "juanramoniano" por la mujer. Y nada más ¿De acuerdo? ¡No cotilleéis en demasía! Vuestro, Manu

Sexo, libertad y amor

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( foto Leopoldo Pomés ) En aquel entonces, visitando el Machu Pichu, Ada me confesó: ­­­­ ─ Nunca me ha gustado que los sentimientos interfieran demasiado en mis relaciones sexuales. El sexo es sexo. Y el amor, moral y costumbre. Y la libertad está por encima de todo. El sexo llega de cuando en cuando. La libertad está siempre conmigo. Alguien dijo que ser fiel es fingir que el tiempo no existe. A mí me sale más bien que ambos, ella y yo, somos el tiempo que no existe. Rainer Maria Rilke escribió sobre el amor: “Lo adivino: feliz fuiste algún día en mayo o en un sueño… ”