Mi huerto nada menos
(el autor antes del huerto) Del monte en la ladera por mi mano plantado, tengo un huerto que con la primavera, de bella flor cubierto, ya muestra en esperanza el fruto cierto (Oda a la vida retirada. Fragmentos. Fray Luis de León) En el quinto año de la séptima década del pasado siglo determiné pasar el estío en compañía de nadie. Polvo, sudor y hierro, en el seco erial de la meseta castellana. Terminaría así unos estudios universitarios que me tenían harto. Harto de tanta anormalidad artificial. Fue mi primer verano sin veraneo. Mi otro propósito, genuino y no confeso, era el de labrar un huerto en el piso paterno, vacío durante la canícula. El primer designio no requería sino de unas horas de estudio cada madrugada, a menudo sentado en el balcón, por si se levantaba la fresca, que no lo hacía ni con las claritas del día. Desde siempre, las madrugadas han sido para mí la parte final de la noche, nunca comienzo del día. Me gusta atar la luna con el sol.