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Mostrando entradas de octubre, 2013

Romance de Ayala

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(foto del autor) Cerrojos de hambre y espinas, tristeza de Carmelitas, allá en tu Ayala amanecen, mientras mi alcoba se crece helándome el corazón. ¡Qué lejos te llevaría! ¡Si pudiera, vida mía! Pasión y emoción cedieron ante el yerro de razón y mudaron en estatua los gestos del corazón. ¡Oh Carmelitas descalzas devolvedme el mío amor! Sola y muda ya me deja Solo y mudo ya marchó. ¡Déle Dios buen galardón!

Lanzarote. Naturaleza viva. Begoña Hernández.

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ÓLEO. "CRÁTERES" 100 x 46 cms No hay nada más dinámico que el éxtasis pleno de naturaleza . El arte de Begoña, mujer, pintora y poeta, es un arte de armonías, más que de contrastes. En lo natural, con lo natural, con la naturaleza, Begoña es natural en su obra. Soledad y tiempo, sin artificios. Claridad. Equilibrio sensual entre dinamismo y quietudes en sus colores, olores y sabores lanzaroteños. Recomiendo vivamente la exposición actual con sus últimos trabajos.                                                                Manuel María Torres Rojas. Otoño 2013. Begoña Hernández

Cuestión de tamaño

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Sin remedio, que no lo tengo. Me pregunta una lectora: -¿Por qué no escribes de una vez por todas un libro gordo? Como tampoco tengo propósito de la enmienda, voy a explicarme ahora. Mi escritura está en la órbita de la “cortedad en el decir” y obedece a la estética de lo menos. Procuro escribir “a la pata la llana”. Estas obritas mías evitan ocupar muchas horas de mis lectores, que a buen seguro las necesitan para otros menesteres más gratificadores. Además, cierto pudor me impide publicar nada más extenso de lo que yo mismo acostumbro a leer. Mis ojos son un poquitín présbitas y mi ánimo de lector también está cansado. Y cada edad tiene su literatura apropiada. A mis años cuesta menos leer poesía que prosa. Las novelas que merecen la pena, leídas fueron por mí cuando podía hacerlo a la luz de una vela. O con una linterna debajo de las sábanas, para eludir así la vigilancia materna en lo que al cumplimiento de los horarios escolares y familiares

Carta de un amigo a una amiga de mi amiga

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(el autor de este enredo, enredando en Atenas entre monedas y sellos) Llega a mis manos la carta que un amigo de mi amiga envía a una amiga suya, correo que, con permiso de todos los presuntos implicados, transcribo tal cual, sobre todo porque está redactada por mí: ““Entre amigos no hay ofensas que agravien largo tiempo. No pasa nada, salvo las huellas de arañazos que, irremediablemente, quedan un tiempo sobre la piel del corazoncito de cada uno. En los últimos años, he escuchado, en varias ocasiones, la teoría de la superior velocidad de sus circuitos cerebrales y conexiones neuronales en boca de mujeres fuertes y presuntamente independientes y autosuficientes. Sin ir más lejos, una de mis hermanas la esgrimió, hace pocos días, ante su maridito lindo. Del otro lado del género humano, mi mismísimo padre, persona de trato difícil y en ocasiones desagradable, solía decir: "Cuando fulanito va, yo he ido y he vuelto tres veces". En lo que a mí concierne, e