Suspiros de Keaton Hay algo que prefiero claramente de Keaton sobre Chaplin: sus últimas palabras antes de morir No es fácil olvidar el día en que se llora de risa por primera vez. Yo tenía 11 años y descubrir eso, que se podía llorar de risa, fue uno de los hallazgos más agradables de mi infancia. Me sucedió con unos cortos de Charlot. Enseguida lo volví a lograr con Siete ocasiones , de Buster Keaton. Y, más tarde, con Luces de la ciudad, Tiempos modernos, El cameraman o El maquinista de la General . A ambos, Chaplin y Keaton, les guardo un cariño reverencial y me resulta absurda esa especie de necesidad de mojarse por uno u otro, al estilo de a quién quieres más, a papá o a mamá, a los Beatles o a los Rolling. El próximo año hará 40 años de la muerte de Charles Chaplin y este mes se han cumplido 50 sin Keaton.