Suspiros de Keaton
Suspiros de Keaton
Hay algo que prefiero claramente de Keaton sobre Chaplin: sus últimas palabras antes de morir
No es fácil olvidar el día en que se llora de risa por primera vez. Yo tenía 11 años y descubrir eso, que se podía llorar de risa, fue uno de los hallazgos más agradables de mi infancia. Me sucedió con unos cortos de Charlot. Enseguida lo volví a lograr con Siete ocasiones, de Buster Keaton. Y, más tarde, con Luces de la ciudad, Tiempos modernos, El cameraman o El maquinista de la General. A ambos, Chaplin y Keaton, les guardo un cariño reverencial y me resulta absurda esa especie de necesidad de mojarse por uno u otro, al estilo de a quién quieres más, a papá o a mamá, a los Beatles o a los Rolling. El próximo año hará 40 años de la muerte de Charles Chaplin y este mes se han cumplido 50 sin Keaton.
El País 11 de febrero 2016.
Siempre he pensado que reír y llorar a la vez es como cuando llueve y hace sol al mismo tiempo. Y entonces sale el arcoíris.
ResponderEliminarTodo es mejor al revés.
EliminarEs un arte para unos pocos, hacer reír y hacer llorar.
ResponderEliminarLos buenos y viejos artistas son maestros de hacernos reír y llorar.
Se ríe y llora uno de felicidad y se llora de infelicidad.
Un abrazo.
MA.
El blog de MA.
Sólo queda tres cosas: el desnudo, la obra y la muerte.
EliminarAbrazos.
Dos genios.
ResponderEliminarComo no hay dos sin tres, me gustaría incluir también a Harold Lloyd, que nos dejó un 8 de marzo.
Llevas razón...
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