TERCA LUZ
Terca luz Hoy, fiesta de guardar, me permito invitarme a mí mismo a Casa de Citas, mayormente para no abusar de mis improbables lectores. Para más INRI, se trata de una poesía de mi cosecha lírica. ¡Ustedes perdonen! De la terca luz su postrer fulgor reúno, cautiva y descompuesta en oros y malvas y esmeraldas vela mi ánima de ambarinos linos. Tal vez fuera piadoso luz se recogiera en un solo haz de domésticas volutas, polvo de libros, y así el niño que queda apenas tuviera otra encomienda que limpiar las celdillas de la memoria… Mas... ¡qué va!... la impía luminiscencia no ceja y derriba el nido de mi cama. Quiebra el rayo por el cristal herido y rompe en topacios y opalinas y cárdenas turmalinas que a danzar invitan al hombre antiguo y a la mujer nueva. Bailamos tres, el hombre solo, la mujer que llega y el eterno niño. Peces fusiformes chocan, mecánicos, su